16 de diciembre de 2012

VIENA III

Una vez finalizada la visita al lujoso Palacio de Schönbrunn y sus increíbles jardines cogemos el metro hasta la parada Kettenbrückengasse. Aquí, en la calle Linke Wienzeile, podemos ver dos edificios de viviendas de Otto Wagner: la Linke Wienzeile 40, más conocida como Majolikahaus, por la ornamentación cerámica de motivos florales que cubre su fachada, y la Linke Wienzeile 38, un impresionante edificio de color blanco con decoración dorada. Ambos edificios se enmarcan dentro del movimiento artístico de la Secession Vienesa.





















Desde este punto comenzamos la visita al Naschmarkt, mercado al aire libre que se extiende a lo largo de 1.5 km para acabar desembocando en la Karsplatz. Aunque en su origen el mercado se dedicaba principalmente a la venta de botellas de leche, hoy en día podemos encontrar todo tipo de productos. Desde frutas y verduras hasta queso, pan, embutido y multitud de especias exóticas procedentes de todo el mundo. También hay pequeños restaurantes que son una buena opción si os encontráis por allí a la hora de la comida.






















Atravesamos la Karlsplatz para dirigirnos al Belvedere, palacio de verano que el príncipe Eugenio de Saboya mandó construir un año después de la victoria contra los turcos. Eligió para ello a uno de los mejores arquitectos barrocos austriacos de la época, Johan Lukas von Hildebrandt, el cual construyó varios edificios para el príncipe. Ocupa un terreno rectangular, muy estrecho y profundo en cuyos extremos se sitúan dos palacios, el Belvedere Superior y el Belvedere Inferior, unidos por un extenso jardín francés dividido en tres niveles.


La construcción del Belvedere Inferior se extendió desde 1712 a 1716 y fue concebido como palacio residencial. En él se encuentra La Sala de Mármol  en la que se ensalza la figura de Eugenio como gran comandante del imperio con una construcción que emula un arco del triunfo. Esta sala era utilizada en origen como espacio representativo para la recepción de visitantes. Cabe destacar también el lujo de otras estancias como el gabinete dorado, la sala de grotescos o la galería de mármol.


El Belvedere Superior fue construido posteriormente, entre 1717 y 1723. En su origen cumplía una función representativa, pues en él se desarrollaban las grandes recepciones y fiestas. Sin embargo a partir de 1770 se convirtió en galería de pintura, albergando la colección imperial. Destaca de entre todas las estancias la Sala Terrena, con cuatro grandes atlantes que sujetan la bóveda, los cuales fueron añadidos posteriormente por motivos estructurales. De esta sala, que funciona a la vez como hall del jardín y vestíbulo de entrada, arranca la escalera ceremonial que nos lleva a la sala de mármol uno de los espacios más bellos del palacio, que abarca dos plantas.






















Los jardines, diseñados por Dominique Girard, se desarrollan siguiendo el modelo francés, con una estricta simetría que incorpora árboles, fuentes, arbustos, y dos grandes cascadas que sirven ópticamente de base monumental para el Belvedere Superior. El jardín barroco incluye además, multitud de estatuas, dentro de las que cabe destacar las esfinges que aparecen como guardianes de la puerta del Alto Belvedere. Estas bestias, con cabeza de mujer y cuerpo de león, son un símbolo de poder y fuerza.
























Las hermosas vistas que se observan de la catedral y casco histórico de la ciudad de Viena, así como del jardín francés, desde el Belvedere Superior, dieron al palacio su nombre: Belvedere, término arquitectónico tomado del italiano que significa "bella vista".





















Al oeste del Belvedere Inferior se encuentra el jardín privado del príncipe, junto a la Orengerie, que contenía además una casa de fieras y una pajarera con más de 67 especies distintas de aves.

Paramos a comer en la Schwarzenbergplatz antes de poner rumbo al centro de la ciudad. Esta plaza, ubicada a la entrada de la Karplatz, al final de la calle Renweg, debe su nombre al príncipe Carlos Felipe de Schwarzenberg, que dirigió las tropas aliadas del Gran Ejército de Bohemia en la Batalla de Leipzig, la cual fue decisiva en la derrota de Napoleón. En la plaza hay una estatua ecuestre en su recuerdo.

Detrás de una gran fuente que conmemora el primer acueducto de Viena, se encuentra el Sovjetischen Befreiungsdenkmales, monumento a la liberación rusa, que fué construido por los soviéticos en honor a sus soldados caídos en la liberación de Viena de 1945.





















Una vez en el centro lo primero que hacemos es acercarnos a la Catedral de Viena, Stephansdom, iglesia principal de la archidiócesis de Viena. Ésta fue levantada sobre las ruinas de una antigua iglesia románica dedicada a San Esteban de la que sólo se conservan la Puerta de los Gigantes y las Torres de los Paganos.

El edificio ha experimentado numerosas reformas y ampliaciones a lo largo de su historia, siguiendo distintos estilos arquitectónicos: mientras la nave central, las capillas laterales y el coro tienen un estilo gótico, los edificios laterales fueron reconstruidos en estilo barroco.










































Del exterior destaca el tejado a dos aguas formado por más de 200.000 azulejos de colores, así como una gran torre de estilo gótico en forma de aguja que, con sus 137 metros de altura, puede observarse desde distintos puntos de la ciudad.























A sólo unos pasos de la catedral, en la calle Graben (una de las calles peatonales más importantes de Viena), se encuentra la Pestsäule o Columna de la peste. Leopoldo I la mandó construir para conmemorar el final de la plaga que azotó Europa en 1679. Se trata de una escultura de estilo barroco de forma piramidal con relieves de nubes, estatuas y ángeles, que culmina con un grupo escultórico en dorado que representa la Santa Trinidad. En el zócalo una señora vieja representa la peste, la cual es empujada al abismo por un ángel.


Continuamos por el Graben hasta encontrarnos con la Petersplatz, en la que se ubica la iglesia de San Pedro. Aunque el edificio actual fue construido entre 1703 y 1715 por Lukas von Hildebrandt, se tiene constancia de que en este mismo lugar hubo una iglesia hace más de 1600 años, la cual, según se dice, fue fundada por Carlomagno. Se convertiría por tanto en la iglesia más antigua de Viena.

El edificio actual, de estilo barroco, está inspirado en la Basílica de San Pedro de Roma. Destaca desde su exterior la cúpula y las dos torres ligeramente inclinadas hacia ella. Su interior, de planta elíptica, está coronada por una cúpula decorada con frescos que ilustran la Asunción de la Virgen.











































Subimos por la calle Tuchlauben para llegar a la Hoher Markt, que fue el foro de la ciudad romana, Vindabona, y es por tanto la plaza más antigua de Viena. Posteriormente, durante el siglo XVI, fue utilizada como plaza del pescado, para lo que se instaló la primera canalización de agua de Viena. Aquí se sitúa la Fuente de los Desposados, que Leopoldo I mandó construir para agradecer la vuelta de su hijo José I de una campaña militar. Construida en  mármol por Fischer von Erlach, representa las bodas de San José y la Virgen María.

Sin embargo la atracción más popular de esta plaza es el Ankeruhr, un reloj en forma de puente que hace un homenaje a la historia de Viena a través de 12 personajes que van apareciendo cada hora. Podemos ver a Marco Aurelio, Carlomagno, Eugenio de Saboya, Joseph Haydn... cada uno de ellos acompañado de una pieza musical distinta. Merece la pena pasarse a una hora en punto para ver el reloj en funcionamiento.























Y para finalizar la tarde nos dirigimos dando un paseo a la calle Herrengasse, donde se encuentra el Globenmuseum, único museo en el mundo dedicado a la exposición de globos terráqueos. De camino nos sorprende una curiosa escena. Están cambiando las herraduras a uno de los caballos que descansan frente al Palacio Hofburg, esperando su turno para dar una vuelta por el centro de la ciudad a unos acomodados turistas.























El Globenmuseum es un museo pequeño pero muy interesante, sobre todo si el tema os gusta como a nosotros. La exposición nos muestra la historia de los globos terráqueos desde sus orígenes hasta los modernos globos digitales actuales. La colección cuenta con más de 600 objetos, de los que se nos muestran 250, siendo algunos verdaderas obras de arte hechas a mano hace más de cinco siglos. Se muestran, además de esferas terrestres, esferas lunares, celestiales, de Marte, y algunos planetarios, además de instrumentos científicos.


















































2 comentarios:

  1. Estupendo blog y muy buenas fotos que sigan teniendo éxito y conociendo lugares maravillosos.
    Un Saludo
    Oliver

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